Joana tem a coca nas mãos e não larga. São mais de oito mil tiros por dia
Joana tem a coca nas mãos. Passa o dia com ela, inclusive (e principalmente) quando trabalha. Está nas calçadas da rua 19 de Bogotá de segunda a sexta, das 10am às 6pm entregando panfletos de ópticas. Panfletos numa mão, coca na outra. A cada três segundos, Joana dá um tiro: as mãos seguram um cilindro de plástico e os olhos ficam fixos na esfera com um furo no meio presa ao cilindro por um barbante. é um, é dois e. plac! Joana encaixa a esfera na ponta do cilindro. Mais três segundos e outro tiro. Plac, plac, plac!, passa o dia, Joana, desviando a mente da monotonia dos panfletos. Há um mês, a coca (ou bilboquê para os brasileiros) é a nova moda lúdica entre os bogotenhos. O antigo brinquedo, originalmente de madeira, foi reinventado em plástico tosco e translúcido e é visto nas mãos de crianças e até executivos pelas ruas da capital colombiana - enquanto comprava minha coca num camelô, uma senhora de taieur comprava a dela também a mil pesos (menos de um real). É um vício, sem trocadalhos. As pessoas passeiam, conversam, bebem e andam distraídas com a coca na mão, como se já nem sentissem a brincadeira, como se o cilindro com a esfera fossem uma extensão autônoma do próprio corpo. Joana, por exemplo, considerando sua média de um tiro a cada três segundos, ao cabo de 7 horas de trabalho na rua (uma hora para almoço e outras amenidades), terá dado mais de 8 mil tiros. Modernos anacronismos de Bogotá.
Joana y la coca: 8 mil tiros en 7 horas
Joana tiene la coca en las manos. Pasa el día con ella, inclusive (y principalmente) cuando trabaja. Está en las veredas de la calle 19 de Bogotá de lunes a viernes de las 10am a las 6pm entregando panfletos de ópticas. Panfletos en una mano, la coca en la otra. A cada tres segundos, Joana da un tiro: las manos aseguran un cilindro de plástico y los ojos quedan fijos en la esfera con un agujero en el medio agarrada al cilindro por un cordel. uno, dos, y. ¡¡¡plac, plac, plac!!! Joana encaja la esfera en la punta del cilindro. Tres segundos más y otro tiro. ¡Plac! ¡Plac! Pasa el día, Joana, desviando la mente de la monotonía de los panfletos. Hace un mes, la coca (o balero) es la nueva moda lúdica entre los bogotanos. El antiguo juguete, originalmente de madera, fue reinventado en plástico tosco y translucido y es visto en las manos de niños y hasta ejecutivos por las calles de la capital colombiana - mientras compraba mi coca a un vendedor ambulante, una señora de taieur compraba también el suyo a mil pesos (menos de un real). Es un vicio, sin armadillas. Las personas pasean, conversan, beben y andan distraídas con la coca en la mano, como si ya ni sintiesen el juego, como si el cilindro con la esfera fuera una extensión autónoma del propio cuerpo, Joana, por ejemplo, al cabo de siete horas de trabajo en la calle (una hora para el almuerzo y otras amenidades), habrá dado más de 8 mil tiros. Modernos anacronismos de Bogotá.
Tradução: Carlos Paz