por Sabrina Duran

Genna voltou ao estado inicial de excelência mesmo depois de ser agredida pelo ex-marido

Onde estarão guardadas as fontes da resiliência, que nos materiais são uma propriedade física e, nas pessoas, uma virtude? Em Genna, talvez, a fonte da resiliência seja externa: Dafne, a filha de 8 anos, por quem ela voltou ao estado inicial de excelência mesmo depois de ser, literalmente, abatida pelo ex-marido agressor. Na infância viu o mesmo acontecer com a mãe. Detentora de todos os exemplos e cicatrizes interiores que a fariam uma potencial agressora, Genna, de 25 anos, rompeu com o circuito estímulo-resposta e hoje,  aos conflitos com a filha, não responde com as mãos, mas com palavras. Ela me fez aprender a ser mais tolerante, diz. E as marcas interiores, Geena, apagaram-se? Não, estas não se apagam. Às vezes elas vêm à tona e eu preciso chorar pra aliviar a dor. Choro e depois sigo adiante, muito pela minha filha. À esta, Genna lhe impõe dois únicos mandamentos ditados pelo cuidado maternal: não pisarás em ninguém, e não deixarás nunca que te pisem. A filha retribui o cuidado com uma fantasia cuja medida é a do amor que recebe - quando for grande, Dafne quer comprar uma casa na França e reservar nela um quarto só para a mãe.

 

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¿Dónde estarán guardadas las fuentes de la resiliencia, que en los materiales son una propiedad física y, en las personas, una virtud? En Genna, tal vez, la fuente de la resiliencia sea externa: Dafne, la hija de 8 años, por quien ella volvió al estado inicial de excelencia incluso después de ser, literalmente, abatida por el ex marido agresor. En su infancia vio suceder lo mismo con la madre. Detentora de todos los ejemplos y cicatrices interiores que la harían una potencial agresora, Genna, de 25 años, rompió con el circuito estimulo-respuesta y hoy, a los conflictos con la hija, no responde con las manos, sino con las palabras. Ella me hizo aprender a ser más tolerante, dice. ¿Y las marcas posteriores, Genna, se borraron? No, esas no se borraron. A veces ellas aparecen y yo necesito llorar para aliviar el dolor. Lloro y después sigo adelante, mucho por mi hija. A esta, Genna le impone dos únicos mandamientos dictados por el cuidado maternal: no pisaras a nadie, y no dejaras nunca que te pisen. La hija le retribuyo el cuidado con una fantasía cuya medida es la del amor que recibe- cuando sea grande, Dafne quiere comprar una casa en Francia y reservar en ella un cuarto solo para la madre.

Tradução: Carlos Paz

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