Suculentas bundas

Elas são aliciadas aos milhares na região de Santander, norte da Colômbia. São os próprios camponeses locais que as recolhem e entregam aos comerciantes de Bogotá. Elas resistem atacando seus algozes com doloridas picadas. Uma ou outra logra escapar. A maioria, porém, é capturada, imersa em água e sal, tostada numa frigideira e, fatalmente, vendida nas ruas da capital em pacotinhos de plástico a dois, cinco e dez mil pesos. Herdeiras de bundas enormes e suculentas, as formigas de Santander são mais que primas calibradas da brasileira tanajura. São superiormente roliças, e, quando fritas, têm gosto de milho de pipoca torradinho. Há dez anos, Ernesto Castañera vende, num tabuleiro, las deliciosas hormigas culonas (bundudas) santandereanas, nutritivas e afrodisíacas. Afrodisíacas? Claro, são calóricas, ele diz (a informação carece de provas científicas de causa e efeito). Está sempre sorrindo, o Ernesto, orgulhoso da sua mercadoria. Passa a maior parte do tempo tentando convencer os turistas de que as formigas são deliciosas. Jura que, ele mesmo, é um viciado em hormigas culonas. Não oferece, porém, nenhuma bunda-amostra-grátis. É o pacote fechado e ponto. Ou se compra ou se passa a vida sem saber o gosto de uma formiga. É o melhor alimento que a terra nos dá, Ernesto afirma. As formigas culonas de Santander são tão comestíves que até vêm com um azeite natural no derrière, o que dispensa a adição de óleo na fritura. Insetos com vocação para acepipe.

Culos suculentos

Ellas son captadas de a miles en la región de Santander, norte de Colombia. Son los propios campesinos locales los que las recogen y entregan a los comerciantes de Bogotá. Ellas resisten atacando a sus verdugos con doloridas picadas. Una u otra logran escapar. La mayoría, sin embargo, es capturada, inmersa en agua y sal, tostada en una sartén y, fatalmente, vendida en las calles de la capital en paquetitos de plástico a dos, cinco y diez mil pesos. Herederas de culos enormes y suculentos, las hormigas de Santander son más que primas calibradas de la brasileña tanajura. Son superiormente rollizas, y, cuando son fritas, tienen gusto a maíz pira tostado (pop corn). Hace diez años, Ernesto Castañera vende, en un tablero, las deliciosas hormigas culonas santandereanas, nutritivas y afrodisíacas. ¿Afrodisíacas? Claro, son calóricas, él dice (la información carece de pruebas científicas de causa y efecto). Está siempre sonriendo, Ernesto, orgulloso de su mercancía. Pasa la mayor parte del tiempo intentando convencer a los turistas de que las hormigas son deliciosas. Jura que, él aún, es un viciado en hormigas culonas. No ofrece, sin embargo, ninguna culona-muestra-gratis. Es el paquete cerrado y punto. O se compra o se pasa la vida sin saber el gusto de una hormiga. Es el mejor alimento que la tierra nos da, Ernesto afirma. Las hormigas culonas de Santander son tan comestibles que hasta vienen con un aceite natural en el "derrière", lo que evita el agregado de aceita en la fritura. Insectos con vocación para aperitivo.

Tradução: Carlos Paz